–Y yo que voy a hacer aquí solo –dijo Daniel cuándo le conté
que Antonio y yo nos íbamos a estudiar al extranjero, lejos muy lejos.
–Bueno no sé, tú aquí estas muy bien, tienes a tu familia,
tu novia, a ti te gusta esto. De hecho cuando te dije que me quería ir a
estudiar fuera me dijiste que era una estupidez.
–Es que es una estupidez, pero nunca me dijiste que se iban
a ir los dos.
–Es que al principio me iba yo solo, ya sabes que soy un
desaprensivo, pero de repente Antonio se apuntó, ayer mientras me acompañaba a
la embajada a hacer un trámite. Lo decidió así de pronto.
–A ver, es que una cosa es que te vayas tú, que sí, que te
íbamos a extrañar y otra muy diferente es que se vayan los dos y me dejen aquí
solo…
Cuando estábamos a punto de terminar la prepa, yo decidí que
me quería ir a estudiar fuera, mis dos amigos, de los de verdad, esas pocas
personas que encuentras en la vida que son para siempre no importa que pase, me
dijeron que estaba loco, que era un disparate, con lo bien que vivíamos aquí
para que buscar complicaciones lejos. Pero yo lo tenía decidido por razones que
ahora no vienen a cuento. De manera que empecé a hacer todos los trámites
pertinentes para completar mi huida, Antonio me acompaño a casi todas las
instancias a las que tuve que acudir y poco a poco le fue gustando la idea
hasta que casi en el último momento decidió acompañarme. Cuando se lo conté a
Daniel, porque tuve que contárselo yo, ya que Antonio no quería afrontar
semejante desafío, lo primero que asomó a su cara fue el desánimo, después la
incertidumbre y por último la determinación…fue entonces cuando tuvimos la
conversación que les contaba al principio…he aquí como siguió…
–Me voy con ustedes –dijo Daniel.
–Vamos a ver no te precipites, esto no es una decisión que
se toma en un minuto y mucho menos solo porque creas que te vas a quedar solo,
cosa que es falsa. Vamos a estar fuera como mínimo cuatro años, no va a ser
fácil… ¿estás seguro de que quieres venir?
– ¿No quieres que vaya?
–Sí, claro que sí, pero no quiero que te arrepientas por no
haber pensado bien tu decisión.
–Ay sí papa, como si no supiera lo que quiero… –contestó tan
seguro….
La cuestión es que
nos fuimos los tres, en ese momento no creía que fuera una buena idea y los
primeros meses no lo fue, pero luego poco a poco se fueron asentando las cosas
y al final más de treinta años después está claro que fue una buena idea.
Un hombre es capaz de dejarlo todo por los amigos, esa es la
idea que les quiero explicar, todo absolutamente todo, pero lo mejor de esto es
que, aunque esta vez salió bien es más que probable que si hubiera salido mal,
nunca lo hubiéramos reconocido, más bien hubiéramos seguido siendo amigos,
quizás nos veríamos con menos frecuencia pero jamás habría habido ni el más
mínimo reproche…bueno puede ser que algún día, tomando una copa, algo pudiera
salir a relucir, pero al otro día todo seguiría como siempre. ¿Son ustedes
chicas, capaces de algo así?

No hay comentarios:
Publicar un comentario