lunes, 26 de diciembre de 2016

Si los hombres tuviéramos la regla...


Cuando me pidió que escribiera sobre el machismo pensé: es como pedir a un ladrón que condene un robo. No me considero un hombre machista, pero vivo en una sociedad que lo es y por tanto de forma directa o indirecta soy responsable de esta situación, yo y todos los demás por supuesto, y también es verdad que me beneficio de la misma, aun sin quererlo.
Por ejemplo: a lo largo de mi vida me han concedido algún ascenso por encima de una mujer que estaba mejor cualificada que yo para el trabajo solo por mi condición de varón, y  yo acepté el ascenso. “¿Y qué otra cosa podías hacer?” Preguntarán ustedes, pues podía no haberlo aceptado porque en el fondo sabía que era injusto. “Eso no lo hace nadie.” Dirán ustedes. Claro que nadie lo hace y por eso estamos como estamos. La buena noticia es que estamos mucho mejor de lo que estábamos hace años, aunque todavía falte mucho camino por recorrer, pero es que el machismo está tan dentro de nosotros que ni siquiera nos damos cuenta de según qué gestos.
En mi caso por ejemplo, yo que soy de decir que la igualdad no es que seamos iguales, sino que valemos lo mismo, merecemos lo mismo, y tenemos los mismos derechos y responsabilidades, porque los hombres y las mujeres no somos iguales, ellas dan la vida, nosotros, a veces, solo sabemos complicarla, y por muchas cosas más que sería muy largo de nombrar. Esto es importante porque como no somos iguales, no tenemos las mismas necesidades, en lo que si somos iguales es en que tenemos el mismo derecho a que nuestras necesidades sean atendidas y es que en un mundo regentado por hombres las cosas están pensadas por hombres y para hombres y luego tenemos la generosidad de compartir ese mundo creado para nosotros con ellas, y claro ellas no ven cubiertas todas sus necesidades, empezando por las biológicas en muchos casos, hasta las emocionales. ¿Qué pasaría si a alguien se le ocurriera plantear que las mujeres deberían tener tres días de descanso en el trabajo cuando tuvieran la menstruación? El hecho es que algunas lo pasan mal, con dolores muy fuertes, muchas sufren dolores de cabeza, cólicos, malestar general, y todas tienen una tormenta hormonal sucediendo en su interior que lo menos que sufren es una montaña rusa emocional.
¿Alguien tiene dudas de que si los hombres tuviéramos la menstruación estos días de descanso existirían?
Tengo la certeza de que a la persona que se le ocurriera pedir unos días libres en el trabajo para descansar en el período que dura la menstruación, sería tachado de loco por economistas, empresarios, incluso sindicalistas, lo más probable es que la mayoría de los críticos con esta idea serían hombres, pero por desgracia tengo la corazonada de que alguna mujer también se sumaría a las críticas: inviable en lo económico, incontrolable en la práctica, injusto, esto solo puede ser la idea de una o un loca o loco  romántica o romántico sin contacto alguno con la realidad.

También debería de existir una ley que obligara a los hombres, cuando sus esposas no trabajen en actividades reconocidas como productivas desde el punto de vista económico, es decir que se dediquen a educar a nuestros hijos y administrar nuestros hogares, a entregar a ellas una parte del salario obtenido por el hombre para su libre disposición, a esto lo llamaríamos sueldo, ¿les suena la palabra? Es la retribución económica que recibe cualquier persona por desempeñar una tarea productiva. Porque como todo trabajo, el que hacen las mujeres debe tener una retribución dineraria, de lo contrario estaríamos hablando de esclavitud, ¿o no? Para terminar una pregunta: ¿A alguien se le ocurre una tarea más importante y productiva que educar a los niños?

lunes, 12 de diciembre de 2016

Los amigos


–Y yo que voy a hacer aquí solo –dijo Daniel cuándo le conté que Antonio y yo nos íbamos a estudiar al extranjero, lejos muy lejos.
–Bueno no sé, tú aquí estas muy bien, tienes a tu familia, tu novia, a ti te gusta esto. De hecho cuando te dije que me quería ir a estudiar fuera me dijiste que era una estupidez.
–Es que es una estupidez, pero nunca me dijiste que se iban a ir los dos.
–Es que al principio me iba yo solo, ya sabes que soy un desaprensivo, pero de repente Antonio se apuntó, ayer mientras me acompañaba a la embajada a hacer un trámite. Lo decidió así de pronto.
–A ver, es que una cosa es que te vayas tú, que sí, que te íbamos a extrañar y otra muy diferente es que se vayan los dos y me dejen aquí solo…

Cuando estábamos a punto de terminar la prepa, yo decidí que me quería ir a estudiar fuera, mis dos amigos, de los de verdad, esas pocas personas que encuentras en la vida que son para siempre no importa que pase, me dijeron que estaba loco, que era un disparate, con lo bien que vivíamos aquí para que buscar complicaciones lejos. Pero yo lo tenía decidido por razones que ahora no vienen a cuento. De manera que empecé a hacer todos los trámites pertinentes para completar mi huida, Antonio me acompaño a casi todas las instancias a las que tuve que acudir y poco a poco le fue gustando la idea hasta que casi en el último momento decidió acompañarme. Cuando se lo conté a Daniel, porque tuve que contárselo yo, ya que Antonio no quería afrontar semejante desafío, lo primero que asomó a su cara fue el desánimo, después la incertidumbre y por último la determinación…fue entonces cuando tuvimos la conversación que les contaba al principio…he aquí como siguió…
–Me voy con ustedes –dijo Daniel.
–Vamos a ver no te precipites, esto no es una decisión que se toma en un minuto y mucho menos solo porque creas que te vas a quedar solo, cosa que es falsa. Vamos a estar fuera como mínimo cuatro años, no va a ser fácil… ¿estás seguro de que quieres venir?
– ¿No quieres que vaya? 
–Sí, claro que sí, pero no quiero que te arrepientas por no haber pensado bien tu decisión.
–Ay sí papa, como si no supiera lo que quiero… –contestó tan seguro….
 La cuestión es que nos fuimos los tres, en ese momento no creía que fuera una buena idea y los primeros meses no lo fue, pero luego poco a poco se fueron asentando las cosas y al final más de treinta años después está claro que fue una buena idea.


Un hombre es capaz de dejarlo todo por los amigos, esa es la idea que les quiero explicar, todo absolutamente todo, pero lo mejor de esto es que, aunque esta vez salió bien es más que probable que si hubiera salido mal, nunca lo hubiéramos reconocido, más bien hubiéramos seguido siendo amigos, quizás nos veríamos con menos frecuencia pero jamás habría habido ni el más mínimo reproche…bueno puede ser que algún día, tomando una copa, algo pudiera salir a relucir, pero al otro día todo seguiría como siempre. ¿Son ustedes chicas, capaces de algo así?

martes, 6 de diciembre de 2016

Cuerpo de Mujer



Cuantos poemas, cuantas canciones, incluso novelas enteras se han escrito sobre el cuerpo de una mujer o de todas ellas al mismo tiempo. Infinitos…
Todos hemos estado dentro de un cuerpo de mujer y a la vista de los hechos ninguno queríamos salir, nos resistimos en muchos casos y en todos salimos llorando, enfurruñados, molestos; y tardamos un tiempo en olvidarnos de esta afrenta de haber sido expulsados del paraíso, a veces toda la vida. De manera que este espacio de tiempo que vivimos dentro del cuerpo de una mujer; calientitos, mientras ella lidia con el tiempo exterior; felices, mientras ella sufre todo tipo de incomodidades; arrullados por su voz, mientras ella mal duerme por su lucha diaria y su carga extra temporal; comemos de su comida, respiramos su aire y vivimos gracias a su sangre compartida con generosidad mientras ella acepta la transformación de su cuerpo que es nuestro hogar temporal. Cuando estemos fuera seguirá siendo igual…
Y aunque ninguno tenemos memoria de ese momento originario de nuestras vidas, con total seguridad, porque si la tuviéramos ya hubiéramos encontrado la forma de volver dentro, sin importarnos el sufrimiento que a ellas les pudiera causar, entonces, como volver es imposible los hombres, que a cambio de no poseer el don de la vida nos fue concedido el de la fuerza, a lo largo de la historia nos hemos pasado la vida intentando poseer ese templo.
Así hemos vivido (los hombres) adorando ese templo-hogar primigenio, ellas no, ellas saben que serán templo también, y eso las hace seres completos. Por tanto no tienen nada que buscar. Pero nosotros desgraciados seres parciales, las buscamos sin descanso. Por esto con frecuencia quedamos hipnotizados por un cuerpo de mujer. Templo donde reside el amor, la vida, el principio y el fin, no conozco la razón por la que ellas tienen la piel más suave que nosotros, tampoco sé porque su mirada es más profunda que la nuestra, ni porque su voz inspira sosiego, cuando la nuestra provoca conflicto.
Solo Dios sabe  en qué punto de la historia decidimos secuestrar ese cuerpo de mujer, en que momento decidimos poseerlo (llegados a este punto quiero preguntar porque Dios, en todas las religiones monoteístas es hombre en lugar de mujer, ¿alguien tiene la respuesta?), es evidente que a lo largo de los tiempos, a nosotros los hombres,  esto nos ha reportado enormes beneficios y comodidades, y cada vez que ellas, más fuertes, en la moral y en el tesón que nosotros, han intentado liberarse del yugo al que las hemos sometido, las hemos masacrado sin piedad, con violencia y alevosía. En las sociedades machistas, mayoritarias a través de los tiempos, los hombres hemos sometido a todas las mujeres que se pusieron a nuestro alcance, con excepción de nuestra madre, esto ocurre en la mayoría de los casos. Pero la verdad es que hemos conseguido someter los cuerpos de esas mujeres para que tuvieran tantos hijos como nosotros deseáramos y trabajaran hasta el desmayo cuidando de ellos y de nosotros, para que cargaran con nuestros hijos, limpiaran nuestros hogares, y satisficieran nuestras necesidades. Pero por suerte nunca conseguimos poseer su alma.
Lentamente, poco a poco, más despacio de lo que sería justo y necesario, ellas van conquistando su espacio, su libertad y sus cuerpos empiezan poco a poco a volver  ser de su propiedad. Por suerte poco a poco estamos aprendiendo (algunos hombres) a amar esos templos sin necesidad de poseerlos.


jueves, 1 de diciembre de 2016

Cariño, estoy embarazada


–Tengo una noticia buena y una mala –dijo mi mujer, mientras íbamos en el coche de camino a casa. Ella me había recogido en el aeropuerto, yo volvía de una larga ausencia de casi dos meses por trabajo. La noticia mala da igual ahora solo les diré que era muy mala, cuando llegamos a la buena me dijo: –Estoy embarazada –Yo me quede paralizado, la verdad es que después de once horas de vuelo no estaba yo muy despejado. Así que tardé unos segundos en reaccionar, ella no aguantó la espera y se puso a llorar desconsolada. La abracé y le dije que era una maravillosa noticia, y que la quería mucho y la cosa parecía que empezaba a calmarse.
Así fue como me enteré de que iba a ser padre por primera vez. De manera que mientras mi mujer padecía náuseas por los cambios hormonales, yo las padecía por el pánico. Resulta que la vida que teníamos en ese momento no era compatible en absoluto con criar a un hijo, había que cambiar de lugar de residencia y de trabajo, así para empezar.
Poco a poco mientras fuimos resolviendo las cuestiones sobre dónde íbamos a vivir y cómo íbamos a ganar dinero para mantener a nuestro hijo. El pánico fue dejando sitio a otras emociones; responsabilidad, está es más un peso que una emoción, felicidad, angustia, optimismo, todas estas emociones se iban alternando decenas de veces cada día.
Sin embargo la emoción más intensa y constante durante todo el embarazo era…a ver como lo digo…se imaginan como debe de sentirse un astronauta cuando está a punto de embarcarse en una misión a marte que durará, por ejemplo, treinta y dos años. Pues algo así y me explico; para un astronauta ir a marte es lo mejor que le puede pasar, la ilusión más grande de su vida, de manera que el gozo por embarcarse en esta aventura maravillosa es indescriptible. Pero resulta que también es algo desconocido, nadie ha hecho este viaje antes, no hasta tu marte personal, tener un hijo es un viaje personal e intransferible, porque ya se sabe que cada persona es un mundo, así que nadie ha estado en ese marte particular al que tú vas. Y los demás astronautas que ya están en medio de ese viaje a su marte personal, te van contando sus aventuras y sus experiencias, pero por alguna extraña razón, a ti no te sirven. Porque tú quieres ser el mejor astronauta de la historia de todos los astronautas y no puedes evitar encontrar fallos en todas las misiones de los demás astronautas, cosas que no quieres que pasen, piensas tú, porque tu hijo será, como no podía ser de otra forma, el mejor del mundo. Luego el tiempo te enseñará que el amor no todo lo puede y que tampoco hace falta ser el mejor del mundo para vivir razonablemente feliz, pero de esto hablaremos otro día.