lunes, 29 de mayo de 2017

Suegra... solo hay una.





La misma mujer puede ser dos suegras muy diferentes,  este el caso de  mi madre y por lo que me han contado algunos amigos no es la única. Es como Doctor Jekill y Mr. Hyde.
Cuando conoció a mi novia, había conocido a otras antes pero resultó que con esta me iba a casar, después de la cena, tardo veintidós segundos desde que se fue mi novia para empezar a criticarla, al principio con cierta discreción, haciendo preguntas de las que ya sabía la respuesta porque se lo había preguntado a ella durante la cena, pero volvía a preguntarlo como para subrayar lo que ella consideraba un defecto, cosas como: ¿Qué estudió? Cuando ya sabía que no había terminado la carrera porque no pudo pagársela. Si, así de cruel, así de desagradable. Para mi madre como para muchas madres ninguna chica merece a su hijo maravilloso, y ningún hecho que suceda en la realidad será capaz de cambiar esta idea en su cabeza.
Luego con el tiempo las cosas se van suavizando no sin antes pasar por criticar como maneja su casa (a mi madre no se le pasa por la cabeza pensar que la casa es cosa de los dos, ella es así; antigua). Después juzgó con dureza como cocina o peor aún porque se queda sentada hablando con ella mientras yo cocino, también examinó sin piedad como cambió su primer pañal, o que le da de comer a su nieto. Al final el tiempo domó el ímpetu de mi Madre.
Mi hermana se casó unos 5 años después que yo, así que la comparación resultó muy clarificadora. Su marido era como haberse sacado la lotería. A ver, mi cuñado es una buena persona pero tanto como la lotería… Hubo momentos en que llegó a rozar el ridículo elogiando cosas de mi cuñado tan poco relevantes como servir el vino en una cena familiar; ¿en dónde aprendiste a servir el vino con tanto estilo? Preguntó. El resto de los presentes entre los que se encontraban los padres de mi cuñado, prefirieron ignorarlo, aunque creo que a su madre, la de mi cuñado, le brillaban los ojos al tiempo que miraba a mi hermana con una ligera muesca de asco, muy sutil eso sí.
Unos años después de mi divorcio, el día que mi madre por primera vez  coincidió con mi novia tuvo la deferencia de no saludarla. Estuve evitando encuentros con mi madre durante un par de meses, hasta que un día me preguntó: ¿Por qué ahora nunca nos vemos? A lo que yo contesté:
–No estoy dispuesto a volver a pasar por todo el proceso de menosprecio a mi pareja que cuando me casé. Vamos a ir a comer con mi novia pero si tienes un mala cara o una crítica hacía ella por pequeña que sea, vamos a vernos muy poco en el futuro –dije con toda la claridad y contundencia de que fui capaz para no dejar ninguna duda.

Mi madre estuvo encantadora en esa comida.

domingo, 14 de mayo de 2017

Mujeres florero.



Hace unos días, escuche el relato de una chica joven que explicaba que en un evento deportivo de gran renombre la obligaron a ella y a sus compañeras a morirse de frío para que pudieran seguir “enseñando carne”, cuanta más mejor, ante los asistentes a dicho evento. http://www.huffingtonpost.es/2017/05/03/una-azafata-del-conde-de-godo-revela-la-penalidad-que-vivieron-d_a_22067113/ .
Por supuesto que debieran haber dotado a aquellas chicas de abrigo adecuado a la temperatura del momento, pero eso me parece aleatorio, es decir si hubiera hecho calor, las chicas no se hubieran quejado y no habría historia. La pregunta es: ¿a estas alturas de la historia todavía tenemos que usar mujeres objeto como reclamo en eventos públicos?
Con seguridad habrá un montón de personas que por un sinfín de razones diferentes dirán que sí, que es necesario todo este despliegue para que el espectáculo funcione y que las mujeres florero que participan en él son necesarias y que además ellas obtienen un beneficio de ello. Todas esas razones habrá un día en el que nos suenen estúpidas por completo a todos, incluso a los que hoy las defienden. Con seguridad en la antigua Roma, hubo un momento en que los cristianos se quejaron por ser arrojados a los leones y también habría en ese momento un montón de personas que tendrían variadas razones para justificar esa práctica. No estoy comparando ambas cosas, lo que si estoy comparando son los momentos. Durante muchos siglos la mujer fue considerada desde una propiedad del hombre, hasta un adorno, todavía hoy hay gente que las sigue considerando así, aunque por suerte son cada vez menos. Es cierto que hasta hace nada las mujeres no podían votar en la mayoría de los países por ser consideradas incapaces de tomar decisiones sobre su propia vida, El primer país de Europa que reconoció el derecho al voto de las mujeres fue Finlandia en 1907, en México no fue hasta 1955. Hace solo cien años que las mujeres fueron aceptadas en las universidades, hoy el porcentaje de mujeres universitarias es desigual desde el 58 % en España al 39 % en México por ejemplo. Faltan mucho camino por recorrer, en 2014 solo 17 mujeres eran jefe de gobierno en los 194 países del mundo. En Estados Unidos el 40% de los hogares son sostenidos económicamente por mujeres.
Hoy a nadie se le ocurriría echar personas a leones ni como espectáculo ni como nada, porque además de ir a la cárcel, no habría quién se prestara a semejante barbaridad. Bien, pues con toda seguridad llegará un día en el que utilizar a mujeres objeto como reclamo publicitario será visto con desprecio, como algo vergonzoso.
A mí no me gustaría que mi hija estuviera medio desnuda expuesta a la mirada de todo el mundo, anunciando una bebida o unos cigarros o un Smartphone, productos que por lo que se ve no son capaces de atraer la atención de sus potenciales compradores por sí mismos, pero ese es otro tema. No me gustaría ver a mi hermana tampoco, ni a mi novia,  ni a ninguna amiga en esa situación, por lo que tiene de humillante, se valora a la persona por su atractivo físico y su disposición a exhibirlo y nada más, es denigrante. Si la Formula 1, o el tenis, o cualquier evento público no son capaces de atraer al público que necesitan sin tener que exhibir a mujeres casi desnudas, es probable que sea el momento de que se replanteen su espectáculo, El que quiera ir a las carreras de coches, pues que vaya a las carreras… a ver coches correr, que por cierto quizás ya sería el momento de que hubiera alguna piloto mujer en la Formula 1.

Lo que digo es: si ya sabemos que el día en que nadie considere necesario usar mujeres objeto  llegará porque no nos ahorramos quien sabe cuántos años de vergüenzas y lo dejamos de una buena vez por la paz. 

domingo, 7 de mayo de 2017

Mi primera vez...o sobre como perdí la virginidad.





Perdí la virginidad en la azotea de una casa vacía a los quince años. ¿Les pica la curiosidad? Pues la realidad es bastante menos interesante de lo que en principio pueda parecer, y es que perder la virginidad está muy sobrevalorado. Esta es la historia.
Daniel, un amigo de la secundaria, se iba a vivir a Monterrey con su familia porque a su Papá lo mandaron para allá en el trabajo, él se negó a irse a vivir a otra ciudad argumentando, como buen adolescente con cierta exageración, que le iban a destrozar la vida. Después de una ardua negociación sus papás accedieron, como contrapartida a destrozarle la vida a permitirle, una vez hecha la mudanza de su casa en la Ciudad de México, volver unos días para hacer una fiesta de despedida con sus amigos en la casa cuando quedara vacía. La verdad es que la fiesta prometía.
Yo tocaba en una banda de rock por aquel entonces. No éramos muy buenos pero si lo suficiente para la ocasión, así que montamos nuestro escenario improvisado en el patio de la casa y mientras probábamos un poco el sonido, se me acerco una chica y me plantó un beso en la boca, yo quedé noqueado por completo, Dani me dijo: “Es mi prima creo que le gustas”. La verdad es que no recuerdo el nombre de la chica, pero sé que era un poco mayor que yo, creo que tendría unos diecisiete años.
La cuestión es que ya en plena fiesta y con alguna cerveza en el cuerpo empezamos a tocar. Cuando llevábamos como cinco o seis canciones, la prima de Dani me cogió de la mano intentándome llevar hacia dentro de la casa.
–Pero no ves que estoy tocando –dije.
–La verdad no creo que a nadie le importe que dejes de tocar –contestó.
Me quite la guitarra como pude y se la pasé a Luis otro amigo que siempre quería tocar con nosotros pero nunca lo dejábamos porque era todavía peor que nosotros.
Ella me llevo al interior de la casa y me empezó a besar, no voy a entrar en detalles porque no es necesario y la verdad tampoco los tengo muy claros que digamos, pero la cuestión es que para que no nos interrumpieran decidimos subir a la azotea. Una vez allí medio desnudos y siguiendo sus instrucciones porque yo la verdad no tenía ni idea de que era lo que tenía que hacer. De lo que si me acuerdo fue de la voz de ella diciendo: “¿Ya… te cae? ¿Y para esto me raspe las nalgas?”. No parecía contenta. Perdón, fue todo lo que acerté a decir. Llévame a mi casa, me ordeno.
Cuando bajamos de la azotea, mis amigos me miraban con envidia y fue entonces cuando me di cuenta de que ellos con seguridad se estaban imaginando que la gloria me había sido revelada esa noche. Nada más lejos de la realidad, me sentía un poco inútil y no precisamente un amante ejemplar. “Ahora vuelvo” fue lo único que pude  decir mientras ella me arrastraba de la mano fuera de la casa.
El camino a su casa, largo, tardamos casi una hora, lo hicimos poco más o menos que en silencio, cuando llegamos a su casa le pedí su teléfono, ella me miró con una expresión que parecía decir: estas muy chavo, me beso en la mejilla y se metió en su casa.

Cuando volví a la fiesta fui recibido como un héroe por los chicos y con una mirada cercana al desprecio por parte de las chicas, yo levanté la cabeza con fingido orgullo rogando que nadie se enterará nunca de esa frase tan terrible… ¿Ya… te cae?